Ansiábamos la lluvia y llegó con ansia. Era lo menos
parecido a lo que deseábamos. Agua, horror, miedo… Arribó con fuerza, con ganas y, sin que
pudiéramos hacer nada para remediarlo, entró en nuestras casas y se lo llevó
todo. Aún me estremezco cuando veo las imágenes en los periódicos y en los
noticiarios televisivos, lodo y agua que amontonó los enseres de toda una vida…
Y nadie pudo hacer nada para remediar la tragedia…
Ilustración: Laverovalencia |
¿Nadie? ¿Estábamos preparados para una tormenta así? Nuestros
gobernantes tomaron todas las precauciones posibles? Si bien es cierto que una
tromba de esas características no hay quien la pare, quizá en algunos
municipios el terror hubiera sido menos si se hubiesen tomado las medidas de
prevención suficientes. Preguntas sin respuesta que ahora nadie se ve capaz de
contestar.
Jessica Peña
Més que dos Comunicació